De una belleza sin igual, exige algo más que voluntad.

Es innegable, todos nos hemos sentido prendados con la belleza que exhiben ciertos acuarios marinos. Ya sea por el colorido de sus corales, por la selección y comportamiento de los peces o por cualquier otro motivo son muchos los ejemplos de acuarios cautivadores.

Conozco mucha gente que no ha podido resistirse al impulso de intentar mantener un bonito acuario de arrecife y no lo ha conseguido. No es una empresa fácil y conviene recordar la siguiente máxima:

En el acuario marino todo lo bueno ocurre despacio pero solo es necesario un minuto para que suceda un desastre.

¿Quién no conoce ejemplos que lo demuestren? Yo mismo reconozco haber cometido errores que han echado por tierra muchas semanas de progreso; a veces por introducir un pez incompatible, en otras ocasiones por no respetar una cuarentena, o por aditar alguno de los muchos “productos milagro” que inundan las estanterías de las tiendas que visitamos.

Alguien podría pensar: está todo inventado y existe información de sobra ¿por qué no simplemente nos limitamos a copiar la instalación y rutinas de mantenimiento de los acuarios que más nos gustan?. La respuesta es tajante: porque no funcionaría. Cada acuario se comporta como un ecosistema con rumbo propio y existen diferencias imposibles de controlar, la diferencia entre un precioso acuario de arrecife y otro no tanto puede ser tan simple como el origen y maduración de la roca viva que contienen, o la “mano” que tenga su propietario al realizar ciertas labores de mantenimiento.

Los ingredientes del éxito.

No son muchos, pero deben estar todos presentes si queremos tener un acuario sano y bonito:

– PACIENCIA. Si crees que puedes tener un acuario como el de Krzysztof Tryc, Andrew Graham o David Saxby en menos de un año, ve pensando en cambiar de afición. Insisto: ¡las cosas buenas suceden muy despacio! No creas en los productos milagrosos ni en las técnicas revolucionarias, un acuario sano y bonito es como un gran árbol que tarda años en llegar a dar buena sombra.

– DEDICACIÓN. Esta no es una afición para disfrutarla desde el sofá, sin duda paso muchas más horas limpiando, alimentando, haciendo cambios de agua y reparando averías que contemplándolo relajadamente (lo cual no impide que también disfrute de estas tareas de mantenimiento). Tampoco es para los dados a la procrastinación, si hemos decidido que hay que hacer un cambio de agua todas las semanas, no vale decir que lo hago dentro de unos días porque ahora no tengo tiempo; la realidad es que acabamos relajando todas las rutinas de mantenimiento hasta que ya es tarde para darnos cuenta del error que ello supone.

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– TALENTO. Reconozcámoslo, no todo el mundo es capaz de cultivar orquídeas y tampoco todo el mundo tiene “mano” para mantener un acuario sano y bonito. Esta es una afición que exige ciertas habilidades y gran capacidad de observación y análisis.

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– DINERO. Y el que piense que puede tener un precioso acuario de arrecife sin un fuerte desembolso inicial (y periódico) está equivocado. Esta no es una afición para el que le cuesta llegar a fin de mes, con la particularidad de que a medida de que vamos evolucionando y aprendiendo nos crearemos nuevas “necesidades” que por lo general tienden a ser costosas. Necesitaremos una potente y adecuada iluminación, un skimmer eficiente adaptado a las necesidades del acuario, bombas de movimiento controlables (y al ser posible con modo aleatorio y generación de olas), un reactor de calcio, controladores de pH, nivel y temperatura, equipo de osmosis inversa, carbón activo, sal para hacer cambios de agua, aditivos…por no hablar de los precios que tienen los peces e invertebrados, y que cuando se mueren lo cual sucede con más frecuencia de la que queremos, hay que reponerlos.

Y a ti, ¿se te ocurre algún otro?